Imagina abrir un baúl olvidado en un desván irlandés: dentro crujen hojas llenas de minúscula caligrafía, mapas tachonados de manchas de cera y, entre pañuelos bordados, un pasaporte con sellos franceses, italianos… y hasta un visado de la Rusia zarista. Son las huellas de Martha y Katherine Wilmot, dos hermanas que cambiaron las convenciones victorianas por diligencias polvorientas, tertulias napoleónicas y troikas que se deslizaban bajo auroras boreales.
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SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Imagina abrir un baúl olvidado en un desván irlandés: dentro crujen hojas llenas de minúscula caligrafía, mapas tachonados de manchas de cera y, entre pañuelos bordados, un pasaporte con sellos franceses, italianos… y hasta un visado de la Rusia zarista. Son las huellas de Martha y Katherine Wilmot, dos hermanas que cambiaron las convenciones victorianas por diligencias polvorientas, tertulias napoleónicas y troikas que se deslizaban bajo auroras boreales.
SEGMENTO 1 · PRESENTACIÓN
Hola, hola! Soy Julia Andrés, y esto es No la Olvides, el podcast que recorre la historia con lupa femenina. Hoy desempolvamos baúles victorianos y pasaportes napoleónicos para seguir a dos hermanas irlandesas —Martha (1775-1873) y Katherine Wilmot (1773-1824)— que transformaron sus diarios de viaje en uno de los testimonios más jugosos de la Europa posrevolucionaria y del Imperio ruso.
SEGMENTO 2 · INFANCIA Y PRIMEROS SUEÑOS
Crecieron en Glanmire, Cork, en una familia acomodada que valoraba la lectura más que la dote. Su abuelo alentaba el “turismo ilustrado”: tiraba monedas a los campesinos y contaba historias de París. A las Wilmot aquello les supo a invitación irrevocable.
SEGMENTO 3 · EL GRAND TOUR DE KATHERINE (1801-1803)
Con 28 años, Katherine se embarca rumbo a Francia e Italia como dama de compañía del conde Mount Cashell. Cruza salones revolucionarios, debate con poetas y deja en sus cartas comentarios afilados sobre la corte de Napoleón: “El emperador imita a los Borbones, pero con menos encaje y más bayonetas.”
SEGMENTO 4 · MARTA & DASHKOVA: UNA AMISTAD IMPROBABLE (1803-1808)
Mientras tanto, Martha acepta la invitación de la legendaria princesa Ekaterina Dashkova, musa de la Ilustración rusa y amiga de Catalina la Grande. En la hacienda de Troitskoye, Martha se convierte en confidente, bibliotecaria y, sobre todo, cronista: describe bailes de máscaras, cosechas de serfs y tertulias filosóficas con la misma minuciosidad con que anota temperaturas bajo cero.
SEGMENTO 5 · REENCUENTRO Y AVENTURAS EN LA NIEVE
En 1805 Katherine llega a Rusia “para rescatar” a su hermana, pero acaba atrapada dos años entre palacios y troikas. Las dos escriben miles de páginas sobre supersticiones campesinas, diplomáticos franceses y un oso que roba nabos de la despensa. Sus diarios, hoy en la Wilmot-Dashkova Collection de la Royal Irish Academy, son la ventana angloparlante más rica al Imperio zarista de comienzos del XIX.
SEGMENTO 6 · FUEGO, COPIAS Y CONTRABANDO DE MEMORIAS
Al partir, Dashkova le exige a Martha quemar el manuscrito de sus memorias; ella obedece… pero Katherine ya había hecho una copia secreta y la esconde entre partituras. Gracias a esa operación corsé se publica en 1840 la autobiografía de la princesa: un bestseller ilustrado con notas de Martha.
SEGMENTO 7 · REGRESO, PUBLICACIONES Y OLVIDO
De vuelta en Irlanda, la salud de Katherine se quiebra; muere en París (1824). Martha, en cambio, vive hasta los 98 años, edita montañas de correspondencia y custodia los papeles familiares hasta legárselos a su sobrina, quien los donará a la Academia en 1903.
SEGMENTO 8 · LEGADO
Periodismo avant-la-lettre: sus descripciones del hambre napoleónica o de la servidumbre rusa son hoy fuentes primarias en tesis de historia social.
Red femenina transnacional: se cartean con Mary Wollstonecraft, la científica Jane Marcet y la propia Dashkova, probando que la Ilustración también llevaba faldas.
Estrella de archivo: cada junio, filólogos y curiosos llenan la sala de manuscritos de Dublín para leer su letra diminuta y salpicada de anécdotas.
SEGMENTO 9 · DESPEDIDA
Las hermanas Wilmot nos recuerdan que un buen pasaporte puede ser una pluma afilada. Ellas cruzaron fronteras, lenguajes y jerarquías con la misma soltura con la que tú hojeas un pasaporte COVID. Así que la próxima vez que sueñes con viajar, piensa en estas irlandesas que, sin Google Maps, con guerras napoleónicas de por medio y un invierno ruso como bienvenida, escribieron el mundo para que hoy podamos leerlo.
Gracias por acompañarme en No la Olvides. Si esta travesía te ha inspirado, comparte, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran… porque nombrarlas es invocarlas.

SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Imagina el Foro romano al amanecer. Las estatuas de mármol aún guardan silencio, los senadores bostezan tras una noche de conjuras… y, sin embargo, los muros susurran un nombre que los varones preferirían no oír en público: Fulvia.
Ella no espera a que la Historia la cite: asedia ciudades, amontona legiones y hace temblar a Cicerón con panfletos incendiarios. Cuando Julio César cae, ella reparte dagas; cuando Antonio parte a Oriente, ella levanta la más extraña —y peligrosa— rebelión de la República. Mientras los cronistas buscan héroes con toga, Fulvia ya ha creado su propio escaño en la curia… a martillazos si hace falta.
SEGMENTO 1 · PRESENTACIÓN
Hola, hola! Soy Julia Andrés, y esto es No la Olvides, el podcast donde les devolvemos el foco a las mujeres que no firmaban decretos… porque estaban demasiado ocupadas haciéndolos cumplir. Hoy desenterramos a “Fulvia la Hacedora”, la estratega que convirtió el amor, la política y la venganza en armas de doble filo. Hoy cruzamos el Foro en sandalias de intriga para seguir los pasos de Fulvia, tres veces viuda, mil veces temida, estratega de motines, acuñadora de monedas y —según Cicerón— el huracán que barría la República.
SEGMENTO 2 · DE BAMBALIO A BOSS
Nacida hacia el 83 a.C. en una familia plebeya acomodada, Fulvia heredó de su abuelo —un excéntrico que arrojaba monedas al populacho— el gusto por la política de calle.
A los veinte ya brillaba como señora de los clubs populares gracias a su primer marido, Publio Clodio Pulcro, agitador profesional.
SEGMENTO 3 · VIUDA DE SANGRE Y TRIBUNA DE BRONCE
En el 52 a.C. Clodio muere apuñalado. Fulvia convierte el funeral en mitin: exhibe el cadáver en el Foro y aviva un motín que incendia la Curia Hostilia. Roma entiende que ha nacido una líder sin curul ni toga, pero con un ejército de calle.
Su segundo esposo, Cayo Escribonio Curión, sigue la estela populista y muere en África. Dos viudazgos, cero retiros: Fulvia vuelve al tablero con su tercer marido, nada menos que Marco Antonio.
SEGMENTO 4 · MONEDAS Y MANIFESTOS
Tras el asesinato de César (44 a.C.), Fulvia y Antonio lanzan una campaña de propaganda sin precedentes. De esta época data la acuñación que muestra a Victoria con rasgos de Fulvia, quizá la primera mujer viva —y no mitológica— en una moneda romana.
La leyenda “ANT AVG III VIR R P C” deja claro quién manda mientras Antonio negocia con Octavio.
SEGMENTO 5 · “GUERRA DE PERUSIA”: FULVIA CONTRA OCTAVIO
Con Antonio en Oriente y Octavio agrandando su poder, Fulvia decide liarla: convence a Lucio Antonio (cuñado y cónsul) para reclutar ocho legiones y proclamar “¡Roma para el legítimo triunviro!”. La campaña desemboca en la Guerra de Perusia (41-40 a.C.). Durante meses dirige víveres, manda mensajes cifrados y asiste a los consejos de guerra.
Encerrada finalmente en Perusia, resiste el asedio invernal de Octavio hasta que el hambre la obliga a capitular en febrero del 40 a.C.
SEGMENTO 6 · DERROTA, EXILIO, MUERTE
Octavio deporta a Fulvia a Sición (Grecia). Allí, con 43 años y la fiebre a cuestas, muere pocos meses después, sin ver el pacto de Brundisium que reconciliará —temporalmente— a Antonio y Octavio.
El cronista Dión Casio la retrata como “causa de la guerra”; los realistas saben que su sublevación obligó a redefinir el poder del Segundo Triunvirato.
SEGMENTO 7 · LEGADO: ¿VILLANA O VISIONARIA?
Pionera mediática: sus monedas anticiparon la propaganda imperial femenina de Livia y Agripina.
Manual de guerrilla urbana: convirtió funerales y asambleas en herramientas políticas dos siglos antes de los “mass rallies”.
Musa contemporánea: la biografía Fulvia: The Woman Who Broke All the Rules in Ancient Rome (Jane Draycott, 2023) la rescata como figura compleja, a caballo entre estratega y chivo expiatorio.
SEGMENTO 8 · DESPEDIDA
Fulvia probó que el verbo hacer no necesita permiso. Mientras los senadores pulían discursos, ella acumulaba votos en la Subura, legiones en la Vía Flaminia y mitos en la moneda. La próxima vez que alguien hable de “mujeres decorativas” en Roma, muéstrale una denario con alas y responde: “Decorativa, tus plantas; esto es Fulvia y vino para mandar.”
Gracias por marchar con nosotras en No la Olvides. Si esta rebelión te ha conquistado, comparte, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran, porque nombrarlas… es invocarlas.

SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Imagina esta escena: cae la tarde en Williamsburg y las sombras alargadas de los robles se cuelan por la ventana de la mansión Randolph. Dentro, los patriotas brindan por la “libertad” mientras discuten con aire solemne la gran Revolución que está por estallar. Entre ellos se mueve sigilosa una mujer con la bandeja del té. Nadie repara en sus manos encallecidas ni en la decisión que bulle tras sus ojos. Ella se llama Eve, vale cien libras en el inventario doméstico y, sin embargo, está a punto de hacer algo muy valiente: cruzar la puerta principal y marcharse directo al enemigo en busca de una libertad real, no de papel.
SEGMENTO 1 · PRESENTACIÓN
Hola, hola! Soy Julia Andrés, y esto es No la Olvides, el podcast donde derribamos el decorado colonial y enfocamos el farol sobre quienes de verdad se jugaron el pellejo por la palabra “libertad”. Hoy seguimos las huellas casi borradas de Eve, la mujer esclavizada que apostó su vida —y la de su hijo— a que los casacas rojas cumplirían una promesa que los revolucionarios no pensaban concederle.
SEGMENTO 2 · VIDA ENTRE MUROS ROJOS
Eve trabajaba en la mansión del presidente del Primer Congreso Continental, Peyton Randolph, en Williamsburg (la verás en la foto de portada, ladrillo rojo, clase pura y contradicción absoluta). El inventario de 1776 la tasó en 100 libras, la cifra más alta para una mujer en esa plantación —prueba de que era una sirvienta de élite, probablemente doncella personal.
Su hijo George, de unos diez años, figuraba en la misma lista. Madre e hijo compartían destino… y planes.
SEGMENTO 3 · “SI QUIERES SER LIBRE, VE AL ENEMIGO”
En noviembre de 1775, el gobernador real Lord Dunmore emitió una proclama que ofrecía libertad a los esclavizados que se unieran al ejército británico. Para la familia Randolph aquello era traición; para Eve era una puerta entreabierta.
SEGMENTO 4 · LA HUIDA
Poco después de la muerte de Peyton Randolph, alguien añadió tres palabras junto a los nombres de Eve y George en el inventario: “gone to the enemy” —“se fue con el enemigo”. Así supimos que escaparon rumbo a las líneas británicas, probablemente hacia el puerto de Hampton, donde los barcos rojos reclutaban a quien supiera remar, coser o cocinar.
SEGMENTO 5 · PERSECUCIÓN, CAPTURA, CASTIGO
La libertad duró poco. Un año más tarde, la Virginia Gazette publicó un anuncio: buscaban a Eve, “de unos 40 años, con un lunar en la nariz, vestida con varias telas rayadas”. Recompensa asegurada. Fue capturada y —según un codicilo del testamento de la viuda Betty Randolph— vendida por “mal comportamiento” en 1782. Después, el silencio histórico.
SEGMENTO 6 · ¿VICTORIA O DERROTA?
No sabemos si Eve volvió a huir, si cruzó a Nueva York con los británicos evacuados o si acabó en otro estado esclavista. Pero su marca en los documentos prueba tres hechos rotundos:
Memoria incómoda: puso en evidencia la hipocresía de unos revolucionarios que gritaban “libertad” mientras encadenaban cuerpos.
Inteligencia política: supo que Dunmore significaba oportunidad.
Agencia propia: decidió el momento exacto de escapar, con su hijo.
SEGMENTO 7 · LEGADO Y RELEVANCIA
Hoy, guías de Colonial Williamsburg reviven su historia en el recorrido del Peyton Randolph House; el Museo de la Revolución Americana exhibe el papel donde aparece su nombre tachado por la frase “gone to the enemy”.
Cuando visitantes adolescentes preguntan por qué no se enseña esto en clase, la respuesta es sencilla: porque aún estamos rellenando los huecos que dejó la esclavitud en la Historia. Y cada vez que pronunciamos el nombre de Eve, ese hueco se hace un poco más pequeño.
SEGMENTO 8 · DESPEDIDA
Eve nos recuerda que la libertad nunca fue un regalo: fue una apuesta de vida o muerte hecha en plena madrugada, con el corazón acelerado y un hijo de la mano. Si algún día paseas por Williamsburg y oyes campanas coloniales, piensa en la mujer que se jugó todo mientras servía la cena de los próceres.
ºGracias por acompañarme en No la Olvides. Si este episodio te iluminó, comparte, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran… porque nombrarlas es invocarlas.

SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Imagina que estás en una pinacoteca en penumbra. De pronto, un foco se enciende y revela un lienzo vibrante que parece recién salido del caballete. Los pigmentos aún chisporrotean, como si la artista hubiera terminado la última pincelada hace apenas un segundo. Ahora cambia el nombre en la cartela: no dice Caravaggio, ni Rubens, ni Guido Reni. Dice Elisabetta Sirani.
SEGMENTO 1 · PRESENTACIÓN
Hola, hola! Soy Julia Andrés, y esto es No la Olvides, el podcast donde desempolvamos biografías de mujeres geniales que el canon quiso pasar por alto. Hoy viajamos al siglo XVII, a una Bolonia rebosante de pinceles y pergaminos, para conocer a Elisabetta Sirani, la pintora prodigio que dirigió el primer taller femenino de Europa… ¡y murió con solo 27 años!.
SEGMENTO 2 · INFANCIA ENTRE PIGMENTOS
Bolonia, 1638. En la Via Urbana n.º 7 nace Elisabetta, primogénita del pintor Giovanni Andrea Sirani, discípulo preferido de Guido Reni. Aunque papá duda de aceptar una pupila mujer, el crítico Carlo Cesare Malvasia se planta en el estudio y lo convence: “Esa niña tiene fuego en la mano”. A los 19 años ya firma encargos propios y mantiene a toda la familia cuando la gota paraliza a su padre.
SEGMENTO 3 · TALLER, MAESTRAS Y APRENDIZAS
Elisabetta convierte el taller familiar en la primera escuela de pintura para mujeres fuera de un convento. Enseña a sus hermanas Bárbara y Anna Maria y a una docena de alumnas más –entre ellas Ginevra Cantofoli– mientras atiende encargos de cardenales y duques.
SEGMENTO 4 · LA VELOCIDAD DEL GENIO
La fama le llega por dos razones: la cantidad –más de 200 obras en apenas diez años– y la rapidez. Decían que terminaba un lienzo grande “antes de que se secara la imprimación”; había turistas que pagaban por verla pintar. Entre sus hits:
- El Bautismo de Cristo (1658) – primer gran altar para la Cartuja boloñesa.
- Judith con la cabeza de Holofernes (c. 1660).
- Porcia hiriéndose el muslo (1664), donde la heroína romana se autolesiona para probar su temple.
Todas comparten algo poco común en el Barroco: heroínas fuertes, nada erotizadas, retratadas con dignidad.
SEGMENTO 5 · CLIENTELA VIP Y ECO FEMINISTA
Entre quienes coleccionan su arte están el cardenal Leopoldo de Médici, la condesa de Brunswick o el mismísimo gran duque de Toscana. Pero lo que más asombra a los cronistas es su mirada: pinta Madonnas tiernas, sí, pero también Cleopatras astutas y Timocleas justicieras. Para Elisabetta, la virtud femenina es acción, no adorno.
SEGMENTO 6 · UN FINAL TAN RÁPIDO COMO SUS PINCELES
28 de agosto de 1665. Dolor agudo de estómago, fiebre y… silencio. Tenía 27 años. La autopsia concluye úlceras perforadas, pero la ciudad rumorea veneno: la criada Lucía Tolomelli es encarcelada; el pueblo exige justicia; al final la destierran sin pruebas.
Su funeral es apoteósico: un catafalco coronado con una escultura a tamaño real, poesía, música y oraciones. Bolonia paga el entierro y la sepulta junto a Guido Reni, como si maestro y discípula dialogaran para siempre bajo la Basílica de Santo Domingo.
SEGMENTO 7 · LEGADO A TODA LUZ
- Modelo para otras: su lista de alumnas demuestra que la profesionalización femenina en el arte era posible dos siglos antes de las academias modernas.
- Heroínas empoderadas: sus retratos inspiran lecturas feministas actuales.
- Pincelada veloz: se la estudia como precursora del “abocetar” directo que luego adoptarán otros barrocos.
Hoy sus cuadros habitan museos de Moscú a Washington, y la National Museum of Women in the Arts la reivindica como pionera absoluta.
SEGMENTO 8 · DESPEDIDA
Elisabetta Sirani nos recuerda que el talento no entiende de cronómetros ni de corsés sociales: ella pintó, enseñó y dirigió con una rapidez que todavía nos deja sin aliento. Así que la próxima vez que una pincelada te parezca milagrosa, piensa que quizá lleva la chispa de aquella joven boloñesa que convirtió el Barroco en su patio de recreo.
ºGracias por acompañarme en No la Olvides. Si este episodio te iluminó, comparte, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran… porque nombrarlas es invocarlas.

SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Imagina estar en mitad del océano, con tu pareja en coma, un bebé a bordo… y el GPS aún no se ha inventado.
SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Hola, hola! Soy Julia Andrés, la voz detrás de No la Olvides, el podcast que descubre las biografías de mujeres que la Historia dejó a olvidadas. Hoy soltamos amarras para seguir la estela de Mary Ann Brown Patten, la primera mujer que comandó un buque mercante estadounidense —y lo hizo con 19 años y ocho meses de embarazo— cuando su clíper Neptune’s Car se jugaba la vida doblando el Cabo de Hornos.
SEGMENTO 2 · UN AMOR A FLOTE
Mary nació en 1837 en Chelsea, Massachusetts, y con 16 años se casó con el joven capitán Joshua Patten. Dos semanas después embarcó como pasajera en su primer viaje a bordo del mismo clíper que, tiempo después, la convertiría en leyenda.
SEGMENTO 3 · LA CARRERA HACIA CALIFORNIA
1 de julio de 1856: tres clíperes —Neptune’s Car, Intrepid y Romance of the Seas— zarpan de Nueva York rumbo a San Francisco. Era una carrera informal: el primero en llegar se llevaba la gloria… y apuestas de hasta 3.000 dólares. Mary, ya embarazada, acompaña a su marido en cubierta y aprovecha cada guardia nocturna para aprender astronomía y cronómetros.
SEGMENTO 4 · CAPITÁN CAÍDO, PRIMER OFICIAL SOBERBIO
Al pie del Cabo de Hornos, Joshua se desploma con lo que hoy llamaríamos tuberculosis fulminante. El primer oficial —al que Joshua había sorprendido durmiendo y quizá apostando contra su propio barco— queda relegado; el segundo oficial, analfabeto, no sabe trazar una derrota. Todo recae sobre Mary.
SEGMENTO 5 · “SEÑORES, YO TOMO EL TIMÓN”
Mary convoca a la tripulación:
“Por el honor de este barco y la vida de su capitán, seguiré la derrota hasta San Francisco. ¿Conmigo?”
Los marineros la respaldan —los diarios dirían más tarde que “ni cambió de ropa en 50 días”. Ella diseña los turnos, calcula cada meridiano y se turna entre la carta náutica y la cabina donde atiende a Joshua, ya ciego.
SEGMENTO 6 · TORMENTA EN EL CABO DE HORNOS
Oleaje de 15 metros, vientos huracanados y hielo en las jarcias: el infierno austral. Mary ordena maniobras arriesgadas, vira al sur para evitar rocas y mantiene la velocidad suficiente para no perder la carrera. Durante 59 días la brújula es su única aliada.
SEGMENTO 7 · LLEGADA TRIUNFAL Y RECOMPENSA
15 de noviembre de 1856, Bahía de San Francisco. Neptune’s Car ha ganado la apuesta y la prensa corre al muelle: una mujer, con barriga de ocho meses, saluda desde el alcázar. El armador le entrega 1.000 dólares —una fortuna— y los sindicatos marítimos la proponen para un diploma honorífico. Mary responde:
“He cumplido el deber sencillo de una esposa.”
SEGMENTO 8 · EL ALTO PRECIO DEL HEROÍSMO
El bebé nace sano, pero Joshua nunca se recupera y muere en 1857. Mary, exhausta y enferma, contrae también tuberculosis y fallece con apenas 23 años, en 1861.
SEGMENTO 9 · UN LEGADO QUE NAVEGA HASTA HOY
Su gesta inspiró novelas (The Captain’s Wife) y el hospital de la Academia de la Marina Mercante de EE. UU. lleva su nombre —Mary Patten Hospital— un faro que recuerda a cada cadete que el coraje no entiende de género.
SEGMENTO 10 · DESPEDIDA
Mary Patten nos enseña que la autoridad se gana con pericia y empatía, no con galones. Si hoy cruzas el Golden Gate y ves un carguero en la distancia, piensa que, hace siglo y medio, una joven embarazada ya demostró que ninguna tormenta es más grande que la determinación humana.
Gracias por embarcarte en No la Olvides. Si la historia te ha llegado al corazón, comparte, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran: porque nombrarlas es invocarlas.

SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Imaginen firmar medio centenar de obras, óperas que aún llenan teatros, discursos feministas pioneros… y que durante años el aplauso, el dinero y la fama fueran para otra persona: su marido. Esa fue la vida de María, y vamos a contarla. Abran orejas, que la función empieza.
Hola, hola! Soy Julia Andrés, la voz detrás de No la Olvides, el podcast que descubre las biografías de mujeres que la Historia dejó a olvidadas. Hoy viajamos a la España de la Edad de Plata para conocer a una escritora que inventó finales felices… para los demás: María Lejárraga.
SEGMENTO 2 · LA NIÑA QUE AMABA LOS LIBROS
María de la O Lejárraga García nació un 28 de diciembre de 1874 en San Millán de la Cogolla, La Rioja, la mayor de siete hermanos.
Su madre la educó en casa —en español y en francés— hasta que la envió a Madrid a estudiar Magisterio y Comercio en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, semillero de pedagogas laicas capitaneado por la Institución Libre de Enseñanza.
“Cada libro nuevo era una ventana abierta. Yo quería que todas las niñas tuvieran la suya”.
SEGMENTO 3 · MATRIMONIO Y SOMBRA
En 1900 se casa con Gregorio Martínez Sierra, empresario teatral. El trato doméstico se convierte en pacto literario: ella escribe, él firma. Bajo esa rúbrica conjunta triunfan novelas como Sol de la tarde y, sobre todo, teatro: Canción de cuna (1911) rompe la taquilla del Teatro Lara; Madre, el drama padre (1913) emociona en media Europa. Pero los carteles dicen “Gregorio Martínez Sierra” en tipografía gigante y a María sólo la reconocen los bastidores.
¿Se imaginan fichar a Messi y ponerle la camiseta de su representante? Pues eso.
SEGMENTO 4 · LIBRETISTA DE LA MÚSICA ESPAÑOLA
Mientras el público aplaudía a Gregorio, los compositores llamaban a la puerta ¡de María!:
- Manuel de Falla – El amor brujo (1915) y El sombrero de tres picos (1919).
- Jesús Guridi / José María Usandizaga – Las golondrinas (1914) y La llama (1918).
- Joaquín Turina – Margot (1914).
Su oído para el habla popular, esa cadencia que hace que los personajes canten antes de que suene la orquesta, convirtió a Lejárraga en la libretista española más solicitada de la época.
SEGMENTO 5 · FEMINISMO A VIVA VOZ
Lejárraga no sólo escribía; también denunciaba. En Cartas a las mujeres de España (1914) exhorta:
“Las mujeres deben ser feministas, como los militares son militaristas.”
Fue socia fundadora de la Unión de Mujeres de España y del Lyceum Club Femenino. Sus conferencias congregaban a costureras y aristócratas bajo un mismo techo para hablar de voto, educación y salario digno.
SEGMENTO 6 · DIPUTADA DE LA II REPÚBLICA
1933: María se presenta por el PSOE y obtiene escaño por Granada. Desde la tribuna defiende la escuela laica y se opone al aumento de fuerzas policiales porque, dice, “un pueblo hambriento necesita maestros, no fusiles”
SEGMENTO 7 · GUERRA, EXILIO, RESILIENCIA
La Guerra Civil la sorprende en Madrid. Trabaja en la Sociedad de Naciones y organiza hospitales de sangre. Con la victoria franquista, arranca un exilio de maletas encadenadas: Ginebra, París, Nueva York, México y, finalmente, Buenos Aires, donde muere en 1974 con 99 años y un único deseo incumplido: volver a su Rioja natal.
SEGMENTO 8 · RECONOCIMIENTOS TARDÍOS
No fue hasta los años 90 cuando la investigadora Antonina Rodrigo publicó la biografía María Lejárraga. Una mujer en la sombra; la Universidad de Granada acaba de reeditarla con material inédito. elespanol.com
Y hace apenas unos meses, un festival de danza en Petrer rindió homenaje a sus textos y a las músicas de Falla. ¡La ovación llegó un siglo tarde, pero llegó!
SEGMENTO 9 · DESPEDIDA
Si algo enseña María Lejárraga es que la autoría no se escribe con tinta, sino con tiempo: tarde o temprano, la verdad sale a la luz. Así que, la próxima vez que escuches El amor brujo o veas Canción de cuna, recuerda que la pluma que trazó esos diálogos era de una mujer que se negó a dejar de crear, aunque el mundo la obligara a callar.
Gracias por escuchar No la Olvides. Si este episodio te ha tocado el alma, compártelo, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran. Porque nombrarlas es invocarlas.