Podcast No la Olvides – Episodio 5 · “Fulvia la Hacedora: la mujer que puso a Roma contra las cuerdas”

Fulvia
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SEGMENTO 1 · BIENVENIDA

Imagina el Foro romano al amanecer. Las estatuas de mármol aún guardan silencio, los senadores bostezan tras una noche de conjuras… y, sin embargo, los muros susurran un nombre que los varones preferirían no oír en público: Fulvia.

Ella no espera a que la Historia la cite: asedia ciudades, amontona legiones y hace temblar a Cicerón con panfletos incendiarios. Cuando Julio César cae, ella reparte dagas; cuando Antonio parte a Oriente, ella levanta la más extraña —y peligrosa— rebelión de la República. Mientras los cronistas buscan héroes con toga, Fulvia ya ha creado su propio escaño en la curia… a martillazos si hace falta.

SEGMENTO 1 · PRESENTACIÓN

Hola, hola! Soy Julia Andrés, y esto es No la Olvides, el podcast donde les devolvemos el foco a las mujeres que no firmaban decretos… porque estaban demasiado ocupadas haciéndolos cumplir. Hoy desenterramos a “Fulvia la Hacedora”, la estratega que convirtió el amor, la política y la venganza en armas de doble filo. Hoy cruzamos el Foro en sandalias de intriga para seguir los pasos de Fulvia, tres veces viuda, mil veces temida, estratega de motines, acuñadora de monedas y —según Cicerón— el huracán que barría la República.

SEGMENTO 2 · DE BAMBALIO A BOSS

Nacida hacia el 83 a.C. en una familia plebeya acomodada, Fulvia heredó de su abuelo —un excéntrico que arrojaba monedas al populacho— el gusto por la política de calle.
A los veinte ya brillaba como señora de los clubs populares gracias a su primer marido, Publio Clodio Pulcro, agitador profesional.

SEGMENTO 3 · VIUDA DE SANGRE Y TRIBUNA DE BRONCE

En el 52 a.C. Clodio muere apuñalado. Fulvia convierte el funeral en mitin: exhibe el cadáver en el Foro y aviva un motín que incendia la Curia Hostilia. Roma entiende que ha nacido una líder sin curul ni toga, pero con un ejército de calle.

Su segundo esposo, Cayo Escribonio Curión, sigue la estela populista y muere en África. Dos viudazgos, cero retiros: Fulvia vuelve al tablero con su tercer marido, nada menos que Marco Antonio.

SEGMENTO 4 · MONEDAS Y MANIFESTOS

Tras el asesinato de César (44 a.C.), Fulvia y Antonio lanzan una campaña de propaganda sin precedentes. De esta época data la acuñación que muestra a Victoria con rasgos de Fulvia, quizá la primera mujer viva —y no mitológica— en una moneda romana.

La leyenda “ANT AVG III VIR R P C” deja claro quién manda mientras Antonio negocia con Octavio.

SEGMENTO 5 · “GUERRA DE PERUSIA”: FULVIA CONTRA OCTAVIO

Con Antonio en Oriente y Octavio agrandando su poder, Fulvia decide liarla: convence a Lucio Antonio (cuñado y cónsul) para reclutar ocho legiones y proclamar “¡Roma para el legítimo triunviro!”. La campaña desemboca en la Guerra de Perusia (41-40 a.C.). Durante meses dirige víveres, manda mensajes cifrados y asiste a los consejos de guerra.

Encerrada finalmente en Perusia, resiste el asedio invernal de Octavio hasta que el hambre la obliga a capitular en febrero del 40 a.C.

SEGMENTO 6 · DERROTA, EXILIO, MUERTE

Octavio deporta a Fulvia a Sición (Grecia). Allí, con 43 años y la fiebre a cuestas, muere pocos meses después, sin ver el pacto de Brundisium que reconciliará —temporalmente— a Antonio y Octavio.

El cronista Dión Casio la retrata como “causa de la guerra”; los realistas saben que su sublevación obligó a redefinir el poder del Segundo Triunvirato.

SEGMENTO 7 · LEGADO: ¿VILLANA O VISIONARIA?

Pionera mediática: sus monedas anticiparon la propaganda imperial femenina de Livia y Agripina.

Manual de guerrilla urbana: convirtió funerales y asambleas en herramientas políticas dos siglos antes de los “mass rallies”.

Musa contemporánea: la biografía Fulvia: The Woman Who Broke All the Rules in Ancient Rome (Jane Draycott, 2023) la rescata como figura compleja, a caballo entre estratega y chivo expiatorio.

SEGMENTO 8 · DESPEDIDA

Fulvia probó que el verbo hacer no necesita permiso. Mientras los senadores pulían discursos, ella acumulaba votos en la Subura, legiones en la Vía Flaminia y mitos en la moneda. La próxima vez que alguien hable de “mujeres decorativas” en Roma, muéstrale una denario con alas y responde: “Decorativa, tus plantas; esto es Fulvia y vino para mandar.”

Gracias por marchar con nosotras en No la Olvides. Si esta rebelión te ha conquistado, comparte, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran, porque nombrarlas… es invocarlas.

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