Podcast No la Olvides – Episodio 4 ·“Eve: ‘Gone to the Enemy’, la valiente esclava que sacudió la Revolución”

SEGMENTO 1 · BIENVENIDA
Imagina esta escena: cae la tarde en Williamsburg y las sombras alargadas de los robles se cuelan por la ventana de la mansión Randolph. Dentro, los patriotas brindan por la “libertad” mientras discuten con aire solemne la gran Revolución que está por estallar. Entre ellos se mueve sigilosa una mujer con la bandeja del té. Nadie repara en sus manos encallecidas ni en la decisión que bulle tras sus ojos. Ella se llama Eve, vale cien libras en el inventario doméstico y, sin embargo, está a punto de hacer algo muy valiente: cruzar la puerta principal y marcharse directo al enemigo en busca de una libertad real, no de papel.
SEGMENTO 1 · PRESENTACIÓN
Hola, hola! Soy Julia Andrés, y esto es No la Olvides, el podcast donde derribamos el decorado colonial y enfocamos el farol sobre quienes de verdad se jugaron el pellejo por la palabra “libertad”. Hoy seguimos las huellas casi borradas de Eve, la mujer esclavizada que apostó su vida —y la de su hijo— a que los casacas rojas cumplirían una promesa que los revolucionarios no pensaban concederle.
SEGMENTO 2 · VIDA ENTRE MUROS ROJOS
Eve trabajaba en la mansión del presidente del Primer Congreso Continental, Peyton Randolph, en Williamsburg (la verás en la foto de portada, ladrillo rojo, clase pura y contradicción absoluta). El inventario de 1776 la tasó en 100 libras, la cifra más alta para una mujer en esa plantación —prueba de que era una sirvienta de élite, probablemente doncella personal.
Su hijo George, de unos diez años, figuraba en la misma lista. Madre e hijo compartían destino… y planes.
SEGMENTO 3 · “SI QUIERES SER LIBRE, VE AL ENEMIGO”
En noviembre de 1775, el gobernador real Lord Dunmore emitió una proclama que ofrecía libertad a los esclavizados que se unieran al ejército británico. Para la familia Randolph aquello era traición; para Eve era una puerta entreabierta.
SEGMENTO 4 · LA HUIDA
Poco después de la muerte de Peyton Randolph, alguien añadió tres palabras junto a los nombres de Eve y George en el inventario: “gone to the enemy” —“se fue con el enemigo”. Así supimos que escaparon rumbo a las líneas británicas, probablemente hacia el puerto de Hampton, donde los barcos rojos reclutaban a quien supiera remar, coser o cocinar.
SEGMENTO 5 · PERSECUCIÓN, CAPTURA, CASTIGO
La libertad duró poco. Un año más tarde, la Virginia Gazette publicó un anuncio: buscaban a Eve, “de unos 40 años, con un lunar en la nariz, vestida con varias telas rayadas”. Recompensa asegurada. Fue capturada y —según un codicilo del testamento de la viuda Betty Randolph— vendida por “mal comportamiento” en 1782. Después, el silencio histórico.
SEGMENTO 6 · ¿VICTORIA O DERROTA?
No sabemos si Eve volvió a huir, si cruzó a Nueva York con los británicos evacuados o si acabó en otro estado esclavista. Pero su marca en los documentos prueba tres hechos rotundos:
Memoria incómoda: puso en evidencia la hipocresía de unos revolucionarios que gritaban “libertad” mientras encadenaban cuerpos.
Inteligencia política: supo que Dunmore significaba oportunidad.
Agencia propia: decidió el momento exacto de escapar, con su hijo.
SEGMENTO 7 · LEGADO Y RELEVANCIA
Hoy, guías de Colonial Williamsburg reviven su historia en el recorrido del Peyton Randolph House; el Museo de la Revolución Americana exhibe el papel donde aparece su nombre tachado por la frase “gone to the enemy”.
Cuando visitantes adolescentes preguntan por qué no se enseña esto en clase, la respuesta es sencilla: porque aún estamos rellenando los huecos que dejó la esclavitud en la Historia. Y cada vez que pronunciamos el nombre de Eve, ese hueco se hace un poco más pequeño.
SEGMENTO 8 · DESPEDIDA
Eve nos recuerda que la libertad nunca fue un regalo: fue una apuesta de vida o muerte hecha en plena madrugada, con el corazón acelerado y un hijo de la mano. Si algún día paseas por Williamsburg y oyes campanas coloniales, piensa en la mujer que se jugó todo mientras servía la cena de los próceres.
ºGracias por acompañarme en No la Olvides. Si este episodio te iluminó, comparte, deja tu review de cinco estrellas y, sobre todo, nombra a las mujeres que te inspiran… porque nombrarlas es invocarlas.
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